¿Quién fue Ponce de León? Actualmente, la isla de La Española, en el Caribe, está dividida en dos naciones: Haití y República Dominicana. A principios del siglo XVI, la isla fue invadida y convertida en colonia de España. La Española fue gobernada por el español Nicolás de Ovando. En 1508, Ovando envió a uno de los colonos que vivían en La Española a explorar la cercana isla de Borinquén, que los españoles llamaron San Juan Bautista, pero que hoy se llama Puerto Rico. El hombre se llamaba Juan Ponce de León.
El gobernador español consideraba que la isla de La Española y sus habitantes eran propiedad de su rey y su reina. Los españoles habían oído que había oro en Borinquén, y querían todo el oro que pudieran conseguir. Todo el que encontraran debía compartirse con los reyes Fernando II e Isabel I de España, pero aún quedaba mucho oro para que un conquistador se quedara con él.
En 1509, Juan Ponce de León regresó a La Española desde Puerto Rico. El gobernador Ovando estaba ansioso por saber lo que había visto y hecho allí. Juan informó que él y su equipo de 50 hombres habían fundado un nuevo asentamiento que llamaron Caparra. Los taínos que ya vivían en Puerto Rico no eran rivales para los soldados de Juan y sus armas.
Ovando quedó muy satisfecho con el informe de Juan. Los españoles ya se habían apoderado de la isla La Española, esclavizando a los indígenas que vivían allí. Ahora, esperaba que los españoles también gobernaran Puerto Rico.
El gobernador Ovando recompensó a Juan, de 35 años, nombrándolo primer gobernador de Puerto Rico. Le pagaría un buen salario. Le dijo que podría tomar un gran terreno en Puerto Rico y construir una casa en él. Podía obligar a los nativos de la isla a ayudarle a construirla y a trabajar la tierra. El pueblo de Puerto Rico no tenía ninguna otra opción al respecto.
Juan estaba encantado con su nuevo título y con las riquezas que conllevaba: tierra, poder y oro. Estas eran las razones por las que él había dejado su hogar en España y viajado a través del Océano Atlántico a un mundo que nunca había visto antes.
Capítulo 1: Un paje joven Juan Ponce de León nació en 1474 en Santervás del Campo, en la provincia de Valladolid, al noroeste de España. Su padre era el conde Juan Ponce de León, un noble de una respetada familia aristocrática. Los Ponce de León descendían de los reyes visigodos de la época romana en España.
No sabemos quién fue la madre de Juan, porque sus padres no estaban casados. Eso no era inusual para los nobles españoles de la época. Se dice que su padre tuvo veinte hijos de diferentes madres. Cuando Juan era un niño, un pariente mayor, Rodrigo, ya era famoso por su valentía como soldado. Rodrigo fue nombrado Duque de Cádiz en 1484.
Juan no vivía con ninguno de sus padres. Como muchos hijos de familias nobles, fue enviado a vivir con un pariente a una edad temprana. El tutor de Juan se llamaba Pedro Núñez de Guzmán. Tenía el título de Caballero Comendador de la Orden de Calatrava y era amigo personal del rey Fernando. Pedro le enseñaría a Juan todo lo que debía saber para llegar a ser un caballero como su famoso pariente, Rodrigo.
Como niño de sangre noble, Juan no fue a la escuela. Lo educaron tutores privados. La mayoría de los niños en España en esa época no leían. Sin embargo, él tuvo acceso a la biblioteca privada de Pedro y aprendió a leer y escribir. También aprendió a comportarse en la corte con el rey y la reina. Como caballero, un día serviría al trono de España. Es muy posible que conociera al rey y a la reina en persona.
España era un país católico, y Juan aprendió las enseñanzas de su Iglesia. Creía que todo aquel que no fuera católico debía convertirse al catolicismo para poder ir al cielo.
La educación de Juan también se centró en la equitación y la caza. Aprendió a adiestrar sabuesos para perseguir animales como ciervos, jabalíes y osos. También adiestró a aves de presa, como halcones y gavilanes, que volaban y volvían a posarse en su brazo.
Juan practicó con todas las armas que utilizaba un caballero. Así, tenía que aprender a luchar con una espada y a sostener una lanza mientras montaba a caballo. También practicó el tiro con arcabuz, un arma que parecía un rifle largo.
Cuando Juan era todavía niño, empezó a trabajar como paje para su tutor, Pedro. Un paje era un joven que se entrenaba para caballero sirviendo a otro. Juan sabía que como caballero tendría que luchar e incluso morir defendiendo el reino de España. Estaba dispuesto a hacerlo.
De hecho, ansiaba convertirse en un verdadero caballero. Anhelaba la aventura y ganar la gloria en el campo de batalla, como había hecho Rodrigo.
Y pronto, tendría su oportunidad.
Capítulo 2: La batalla de Granada Juan tenía 14 años en 1488. Estaba listo para ir a la guerra como el soldado para el que se había entrenado toda su vida.
Por cientos de años, los líderes católicos de España quisieron que España tuviera una sola religión: la suya. A principios del siglo VIII, los moros (musulmanes), invadieron desde el norte de África y se adueñaron del suroeste de la Península Ibérica. Los católicos no querían que ninguna zona estuviera controlada por los moros. La lucha entre ambos bandos se prolongó durante siglos.
En 1488, cuando Juan estaba listo para la lucha, solo quedaba una zona bajo el control de los moros: el Emirato de Granada. Los gobernantes de España, el rey Fernando y la reina Isabel, estaban unidos en el deseo de expulsarlos de esta región. Reunieron tropas y armas para derrotar a los moros en Granada.
El Emirato de Granada (la región morisca) resistió a los españoles durante tanto tiempo porque estaba en las montañas y rodeado de ciudades y fortalezas. El pariente de Juan, Rodrigo, ya luchaba allí contra los moros. Era un héroe de guerra al que la reina Isabel describió como el “espejo de la caballería”.
Cuando Juan se unió a los soldados españoles en Granada, esta era gobernada por el joven sultán Abu Abdallah Muhammad XII. Sus fuerzas no eran lo suficientemente fuertes para luchar contra armas modernas, como cañones y bombardas, que disparaban pesadas bolas de granito desde muy lejos. Eso significaba que los soldados españoles no tenían que acercarse para luchar como en el pasado. También confiaban en sus largos arcabuces. A diferencia de las armas anteriores, estas podían ser disparadas por un solo hombre.
Además, los moros estaban acostumbrados a luchar solo con clima templado. En el invierno, los soldados y sus jefes volvían a casa. Pero bajo el reinado de Fernando e Isabel, los soldados cobraban todo el año y estaban equipados para un clima más frío. De manera que Juan luchaba todo el año, y lo hacía con tanta valentía que llamó la atención de los reyes.
Juan y los demás soldados llegaron a Granada en abril de 1491. Rodearon la ciudad para que nadie pudiera entrar o salir ni conseguir alimentos. Muhammad XII esperaba recibir ayuda de Egipto y Marruecos, en el norte de África, pero nunca llegó. Después de ocho meses, el sultán rindió Granada a Fernando e Isabel. Les abrió las puertas de su ciudad, diciendo: “Estas son las llaves de este paraíso”.
A los musulmanes y a los judíos se les dio esta opción: convertirse al cristianismo o abandonar España. La victoria en Granada convenció a los reyes de que eran superiores a sus enemigos y de que Dios quería que ganaran. España era ahora un país completamente católico. Debido a su victoria sobre los moros, creyeron que debían salir a buscar otras tierras para conquistarlas y difundir su fe católica.
Necesitaban conquistadores para explorar nuevas tierras. Estos caballeros y soldados zarparían desde Europa, abriendo rutas comerciales y reclamando tierras para sus países de origen. Fernando e Isabel pensaron que Juan, de dieciocho años, era el tipo de conquistador que necesitaban.
Copyright © 2023 by Penguin Random House LLC. All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.