La Cúpula / Under the Dome

Paperback
$18.00 US
| $24.00 CAN
On sale Jan 18, 2022 | 1136 Pages | 9780593311585
Una historia apocalíptica e hipnótica.
 
Es una soleada mañana de otoño en la pequeña ciudad de Chester’s Mill, Claudette Sanders disfruta de su clase de vuelo y Dale Barbara, hace autostop en las afueras. Ninguno de los dos llegará a su destino.

De la nada ha caído sobre la ciudad una barrera invisible como una burbuja cristalina inquebrantable. Al descender, ha cortado por la mitad a una marmota y ha amputado la mano a un jardinero. El avión que pilotaba Claudette ha chocado contra la cúpula y se ha precipitado al suelo envuelto en llamas. Dale Barbara, veterano de la guerra de Irak, debe regresar ahora a Chester’s Mill, el lugar que tanto deseaba abandonar.

El ejército pone a Dale al cargo de la situación pero Big Jim Rennie, el hombre que tiene un pie en todos los negocios sucios de la ciudad, no está de acuerdo; la cúpula podría ser la respuesta a sus plegarias.

A medida que la comida, la electricidad y el agua escasean, los niños comienzan a tener premoniciones escalofriantes. El tiempo se acaba para aquellos que viven bajo la cúpula. ¿Podrán averiguar qué ha creado tan terrorífica prisión antes de que sea demasiado tarde?

ENGLISH DESCRIPTION

An apocalyptic and hypnotic story.

One sunny autumn morning, in the small town of Chester’s Mill, Claudette Sanders enjoys her flying lesson, and Dale Barbara hitchhikes just outside of town. None of them will reach their destination.

Out of nowhere, an invisible barrier descend son the city like a crystalline and unbreakable bubble. While coming down, it cuts a groundhog in half and amputates a gardener’s hand. The plain Claudette was flying crashes into the dome and plummets to the ground engulfed in flames. Dale Barbara, Iraq war veteran, must return now to Chester’s Mill, the place he so wished to leave.

The military puts Dale in charge of the situation, but Big Jim Rennie, the man with one foot in every dirty business in town, does not agree. The dome might just be the answer to his prayers.

As food, power, and water become scarce, children start having chilling premonitions. Time is running out for those under the dome. Will they be able to figure out what created such terrifying prison before it’s too late?
1
    A dos mil pies de altura, donde Claudette Sanders disfrutaba de su clase de vuelo, la pequeña localidad de Chester’s Mill relucía bajo la luz de la mañana como algo recién hecho y servido. Los coches avanzaban lentamente a lo largo de Main Street entre destellos de sol. El campanario de la iglesia de la Congregación parecía lo bastante afilado para perforar el inmaculado cielo. El sol recorría la superficie del arroyo Prestile mientras el Seneca V lo sobrevolaba: avioneta y agua cruzando la ciudad a lo largo del mismo curso diagonal.
     —¡Chuck, me parece que veo a dos niños junto al Puente de la Paz! ¡Pescando! —Se sentía tan feliz que se rió.
     Las clases de vuelo habían sido cortesía de su marido, que era primer concejal del pueblo. Pese a ser de la opinión de que si Dios hubiese querido que el hombre volara le habría dado alas, Andy era un hombre sumamente maleable, y al final Claudette se había salido con la suya. Había disfrutado de la experiencia desde el primer momento. Pero aquello no era mero disfrute; aquello era euforia. Ese día, por primera vez, había comprendido de verdad qué hacía que volar fuera algo tan extraordinario. Qué lo hacía tan genial.
     Chuck Thompson, su instructor, movió la palanca con suavidad y después señaló el tablero de mandos.
    —No lo dudo —dijo—, pero hay que volar cara arriba, Claudie,
¿vale?
    —Perdón, perdón.
    —No pasa nada. —Llevaba años enseñando a volar y le gustaban los alumnos como Claudie, esos que estaban ansiosos por aprender algo nuevo. A Andy Sanders eso podría costarle una fortuna dentro de poco; a su mujer le encantaba el Seneca y había expresado su deseo de tener uno igual que aquel pero nuevo. Un aparato como ese debía de costar alrededor de un millón de dólares. Aunque no era lo que se dice una consentida, no se podía negar que Claudie Sanders tenía unos gustos bastante caros que Andy, un hombre afortunado, parecía satisfacer sin problemas.     
    A Chuck también le gustaban los días como ese: visibilidad ilimitada, nada de viento, condiciones perfectas para una clase. Aun así, el Seneca se sacudió un poco cuando su alumna se pasó corrigiendo la posición.
    —Cuidado, ten siempre en mente pensamientos alegres. Ponte a ciento veinte. Sigamos por la carretera 119. Y desciende hasta novecientos. Eso hizo ella, dejando el Seneca una vez más en perfecto equilibrio. Chuck se relajó.
    Pasaron por encima de Coches de Ocasión Jim Rennie y luego dejaron atrás el pueblo. A ambos lados de la 119 había campos y árboles llenos de color. La sombra cruciforme del Seneca aceleraba sobre el asfalto, un ala oscura rozó brevemente a una hormiga humana con una mochila a la espalda. La hormiga humana miró hacia arriba y saludó. Chuck le devolvió el saludo, aunque sabía que aquel tipo no podía verlo.
     —¡Joder, hace un día espléndido! —exclamó Claudie.
     Chuck se rió.
     Solo les quedaban cuarenta segundos de vida.
“Seis palabras: La mejor obra del mejor escritor”. –Lee Child
Stephen King es el maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea, con más de treinta libros publicados. En 2003 fue galardonado con la medalla de la National Book Foundation por su contribución a las letras estadounidenses, y en 2007 recibió el Grand Master Award, que otorga la asociación Mystery Writers of America (Escritores de novelas de misterio de América). Entre sus títulos más célebres cabe destacar El misterio de Salem’s Lot, El resplandor, La zona muerta, Ojos de fuego, It, Maleficio, La milla verde, Cell y las siete novelas que componen el ciclo La torre oscura. Vive en Bangor, Maine, con su esposa Tabitha King, también novelista.

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Una historia apocalíptica e hipnótica.
 
Es una soleada mañana de otoño en la pequeña ciudad de Chester’s Mill, Claudette Sanders disfruta de su clase de vuelo y Dale Barbara, hace autostop en las afueras. Ninguno de los dos llegará a su destino.

De la nada ha caído sobre la ciudad una barrera invisible como una burbuja cristalina inquebrantable. Al descender, ha cortado por la mitad a una marmota y ha amputado la mano a un jardinero. El avión que pilotaba Claudette ha chocado contra la cúpula y se ha precipitado al suelo envuelto en llamas. Dale Barbara, veterano de la guerra de Irak, debe regresar ahora a Chester’s Mill, el lugar que tanto deseaba abandonar.

El ejército pone a Dale al cargo de la situación pero Big Jim Rennie, el hombre que tiene un pie en todos los negocios sucios de la ciudad, no está de acuerdo; la cúpula podría ser la respuesta a sus plegarias.

A medida que la comida, la electricidad y el agua escasean, los niños comienzan a tener premoniciones escalofriantes. El tiempo se acaba para aquellos que viven bajo la cúpula. ¿Podrán averiguar qué ha creado tan terrorífica prisión antes de que sea demasiado tarde?

ENGLISH DESCRIPTION

An apocalyptic and hypnotic story.

One sunny autumn morning, in the small town of Chester’s Mill, Claudette Sanders enjoys her flying lesson, and Dale Barbara hitchhikes just outside of town. None of them will reach their destination.

Out of nowhere, an invisible barrier descend son the city like a crystalline and unbreakable bubble. While coming down, it cuts a groundhog in half and amputates a gardener’s hand. The plain Claudette was flying crashes into the dome and plummets to the ground engulfed in flames. Dale Barbara, Iraq war veteran, must return now to Chester’s Mill, the place he so wished to leave.

The military puts Dale in charge of the situation, but Big Jim Rennie, the man with one foot in every dirty business in town, does not agree. The dome might just be the answer to his prayers.

As food, power, and water become scarce, children start having chilling premonitions. Time is running out for those under the dome. Will they be able to figure out what created such terrifying prison before it’s too late?

Excerpt

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    A dos mil pies de altura, donde Claudette Sanders disfrutaba de su clase de vuelo, la pequeña localidad de Chester’s Mill relucía bajo la luz de la mañana como algo recién hecho y servido. Los coches avanzaban lentamente a lo largo de Main Street entre destellos de sol. El campanario de la iglesia de la Congregación parecía lo bastante afilado para perforar el inmaculado cielo. El sol recorría la superficie del arroyo Prestile mientras el Seneca V lo sobrevolaba: avioneta y agua cruzando la ciudad a lo largo del mismo curso diagonal.
     —¡Chuck, me parece que veo a dos niños junto al Puente de la Paz! ¡Pescando! —Se sentía tan feliz que se rió.
     Las clases de vuelo habían sido cortesía de su marido, que era primer concejal del pueblo. Pese a ser de la opinión de que si Dios hubiese querido que el hombre volara le habría dado alas, Andy era un hombre sumamente maleable, y al final Claudette se había salido con la suya. Había disfrutado de la experiencia desde el primer momento. Pero aquello no era mero disfrute; aquello era euforia. Ese día, por primera vez, había comprendido de verdad qué hacía que volar fuera algo tan extraordinario. Qué lo hacía tan genial.
     Chuck Thompson, su instructor, movió la palanca con suavidad y después señaló el tablero de mandos.
    —No lo dudo —dijo—, pero hay que volar cara arriba, Claudie,
¿vale?
    —Perdón, perdón.
    —No pasa nada. —Llevaba años enseñando a volar y le gustaban los alumnos como Claudie, esos que estaban ansiosos por aprender algo nuevo. A Andy Sanders eso podría costarle una fortuna dentro de poco; a su mujer le encantaba el Seneca y había expresado su deseo de tener uno igual que aquel pero nuevo. Un aparato como ese debía de costar alrededor de un millón de dólares. Aunque no era lo que se dice una consentida, no se podía negar que Claudie Sanders tenía unos gustos bastante caros que Andy, un hombre afortunado, parecía satisfacer sin problemas.     
    A Chuck también le gustaban los días como ese: visibilidad ilimitada, nada de viento, condiciones perfectas para una clase. Aun así, el Seneca se sacudió un poco cuando su alumna se pasó corrigiendo la posición.
    —Cuidado, ten siempre en mente pensamientos alegres. Ponte a ciento veinte. Sigamos por la carretera 119. Y desciende hasta novecientos. Eso hizo ella, dejando el Seneca una vez más en perfecto equilibrio. Chuck se relajó.
    Pasaron por encima de Coches de Ocasión Jim Rennie y luego dejaron atrás el pueblo. A ambos lados de la 119 había campos y árboles llenos de color. La sombra cruciforme del Seneca aceleraba sobre el asfalto, un ala oscura rozó brevemente a una hormiga humana con una mochila a la espalda. La hormiga humana miró hacia arriba y saludó. Chuck le devolvió el saludo, aunque sabía que aquel tipo no podía verlo.
     —¡Joder, hace un día espléndido! —exclamó Claudie.
     Chuck se rió.
     Solo les quedaban cuarenta segundos de vida.

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“Seis palabras: La mejor obra del mejor escritor”. –Lee Child

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Stephen King es el maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea, con más de treinta libros publicados. En 2003 fue galardonado con la medalla de la National Book Foundation por su contribución a las letras estadounidenses, y en 2007 recibió el Grand Master Award, que otorga la asociación Mystery Writers of America (Escritores de novelas de misterio de América). Entre sus títulos más célebres cabe destacar El misterio de Salem’s Lot, El resplandor, La zona muerta, Ojos de fuego, It, Maleficio, La milla verde, Cell y las siete novelas que componen el ciclo La torre oscura. Vive en Bangor, Maine, con su esposa Tabitha King, también novelista.